Volver a creer: la escuela como esperanza y motor de cambio

El inicio de un nuevo ciclo lectivo siempre trae consigo una mezcla de emociones: expectativas, entusiasmo y también desafíos. Para muchas niñas, muchos niños, y adolescentes, volver a la escuela significa reencontrarse con amigos, descubrir nuevos conocimientos y seguir construyendo su futuro. Para las y los docentes, es la oportunidad de renovar su vocación, de seguir guiando y acompañando a cada estudiante en su camino de aprendizaje.

Sin embargo, en los últimos años, la educación ha enfrentado incertidumbre y cuestionamientos. Se ha puesto en duda su capacidad para responder a las necesidades actuales, la entrega de las maestras y los maestros y el verdadero impacto del aprendizaje. 

Pero hoy, con el comienzo de un nuevo año escolar, es momento de recuperar la confianza en la escuela como espacio de crecimiento y transformación.

Cada aula es un lugar de posibilidades, donde la curiosidad se enciende y el conocimiento toma forma. Las y los docentes, con su compromiso inquebrantable, son el pilar que sostiene este proceso, más allá de las dificultades. Volver a clases no es solo retomar rutinas; es reafirmar que la educación sigue siendo el camino más sólido hacia un futuro mejor.

Volver a creer

Este nuevo ciclo lectivo es una invitación a mirar la escuela con esperanza, a valorar el esfuerzo de quienes enseñan y a reconocer el poder del aprendizaje para cambiar vidas. Volver a creer en la educación es, en definitiva, volver a creer en el futuro.

La educación sigue siendo el motor del cambio. En cada aula, hay niñas, niños y jóvenes con ansias de entender el mundo, maestras y maestros que trabajan más allá de lo que se ve y comunidades que, aunque golpeadas, buscan salir adelante. Volver a creer en la escuela no es un acto ingenuo, sino un compromiso con el futuro. Es confiar en que aprender transforma, que la enseñanza no se reduce a contenidos, sino que forma ciudadanas y ciudadanos críticos, empáticos y capaces.

Es cierto que hay desafíos, pero también oportunidades. Apostar por la educación es apostar por el desarrollo, por sociedades más justas y por generaciones que enfrentarán los retos con herramientas reales. No basta con exigir cambios; también debemos valorar a quienes, día a día, sostienen la escuela con vocación y esfuerzo.

Volver a creer no significa ignorar los problemas, sino asumir el reto de construir una educación mejor, con la certeza de que aprender siempre será el camino.

¡Bienvenidos a un nuevo año escolar!